jueves, 3 de febrero de 2022

SEIS TONOS DE NEGRO EN VERSIÓN ELECTRÓNICA

Allá por Julio de 2019 se publicó en tapa blanda "Seis tonos de negro", libro de relatos negros en el que participé junto a Silvia León, Ángeles Navarro, Marian Peyró, María Teresa Urruchi y Elizabeth Villamán. Al libro no le fue mal del todo, las autoras nos dedicamos a darle publicidad y tuvimos decenas de encargos y el día de la presentación se vendieron todos los ejemplares y se encargaron muchos. Aunque no tenemos ninguna certeza, porque la editorial que lo publicó nunca nos informó ni nos llegó a pagar un céntimo de las ventas. La pandemia la hizo quebrar y nunca más se supo. Fue bastante decepcionante.

Sin embargo, quedó pendiente el sueño de haberlo publicado en versión electrónica para llegar a otros lugares a donde el libro en papel nunca iba a llegar. La pandemia continúa pero el sueño no se disipó. Allí seguía, hasta que Silvia retomó el tema y Elizabeth pensó que tal vez en Río de Oro Editores podríamos consultar cómo hacerlo. Y no se equivocó, gracias a Rafael y a Ariel (y quizás a otros compañeros suyos que no conocemos), nuestro deseo se ha cumplido.


Desde la semana pasada se puede adquirir el libro en Kindle a un precio muy razonable. Si deseas comprarlo basta con que pinches aquí.


En los próximos días también estará disponible en otras plataformas, para que todo el que quiera pueda leerlo. Iremos informando de las novedades. Vamos, ¡a comprarlo todo el mundo!

domingo, 23 de enero de 2022

IL NONNO RIPARATUTTO

 


Fue herrero y un manitas, aunque él decía que era un chapuzas. Para Ruth y Judith era "il nonno riparatutto", "el abuelo arreglatodo", porque, cuando eran pequeñas y se nos estropeaba algo, siempre decían: "Llama a Tito Jesús y que venga a arreglarlo". Así era, valía para un roto y para un descosido y siempre estaba disponible. Libreta, metro y boli en mano. Hacía su croquis, sus cuentas y ya. Si la vida le hubiera brindado la oportunidad, habría terminado de estudiar la formación profesional nocturna y quién sabe...

Lo que más hemos oído desde que falta es que fue un buen hombre, discreto y trabajador. Un ejemplo para nosotros. Nos quiso, aunque no nos lo dijera. Jamás nos levantó la voz, por mal que nos portáramos. Rara vez criticaba a nadie y, si lo hacía, era porque se había llevado una decepción muy grande. Y trabajó todas las horas y más para sacarnos adelante y para que estudiáramos y no tuviéramos que arrastrar hierros como él, decía. Primero en la fábrica en Egia y después como socio del taller en Martutene. En San Sebastián había metros y metros de barandillas y cientos de persianas de tiendas puestas por él y sus compañeros. Y restauraron la barandilla de la Concha y también las esculturas del Peine del Viento.

Con la jubilación llegó el tiempo libre que llenó saliendo a andar (solo, con Mamá, con su amigo Leo o empujando la sillita de uno de sus seis nietos), leyendo (daba igual lo grueso que fuera el libro) o haciendo sopas de letras o cruzadas. Las excursiones, los viajes (hasta Argentina y Turquía) y las salidas al monte con los amigos...

Tenía la piel muy blanca, el pelo lleno de canas y los ojos azules, casi grises. Además, tenía las piernas, las cañablas que las llamaba él, arqueadas. Por eso en México lo confundían con un gringo. Las manos, rasposas, de herrero que no usó guantes hasta los últimos años de su vida laboral, simplemente porque entonces no se usaban. "¡Quita, que me estropeas las medias!", le decía Mamá cuando se las pasaba por las piernas. Unas manos que, desde que la enfermedad entró por la puerta de casa y el tiempo y las ganas de seguir haciendo huerto o de hacer chapucillas se escaparon por la ventana, se volvieron suaves.

Seis semanas y un día después de que se fuera Mamá, te fuiste tú. No nos habíamos recuperado de un golpe, que tuvimos que encajar otro. Ahora estaréis juntos otra vez, saldréis a dar una vuelta y, cuando le acaricies la pierna, no le estropearás las medias. Y al volver del paseo, ella se sentará a hacer vainicas y tú a hacer sopas de letras. Descansad y echadnos un ojo desde allí. Te quiero.

lunes, 13 de diciembre de 2021

FELIZ CUMPLEAÑOS, MAMÁ

 


Hoy habría cumplido setenta y cuatro años. Pero no ha podido ser. Hoy le habría llamado para felicitarle y habríamos hablado, seguramente, de qué día iremos para Navidad, de que tenemos que concretar con Eva el menú para esos días, de que me encargue de comprar de su parte los regalos que quieran Ruth y Judith, de las notas, de la exhibición de patinaje que tiene Judith el sábado o de si vio los vídeos que le habría mandado antes de ayer del partido de baloncesto de Ruth. De lo que hablan una madre y su hija. De cosas que parecen intranscesdentes cuando se pueden decir y que, ahora, que ya no podré decírselas, me parecen muy importantes.

Aún tengo grabado su número en la agenda del móvil. No puedo borrarlo, todavía no. Tampoco he eliminado el chat de whatsapp. “Con cuidado, que llueve mucho” dice el último mensaje que me mandó respondiendo a mí “Salgo ahora” el día trece de noviembre, antes de coger el coche para ir a su casa. Fue el último porque luego ya no hicieron falta más. Y es la única frase que he podido leer desde que sé que ese chat ya no lo usaremos más. Ese chat que cada día está más abajo, relegado al fondo de la lista por otras conversaciones que borraré sin pensar. Pero, las que teníamos ella y yo, nunca las borré, jamás vacié el chat. Ahí están. Esperándome.

Y, que estén allí, duele y sana a la vez. Duele porque ella está en esas líneas y aún no tengo fuerza para leerlas y sana porque ella está en cada palabra y podré revivirla cuando las lea y reconocerla en cada frase. Y sé que sonreiré al verla preocupándose (demasiado, le decíamos) por nuestras cosas, diciéndome que se iban el domingo al monte con la cuadrilla o esa tarde a tomar café con las amigas o contándome novedades de Bailo o explicándome una de sus recetas.

Cada día desde que se fue he pensado “la llamo” o “le mando un whatsapp” para decirle algo. Y cada una de esas veces me he quedado con las ganas y con un sentimiento de vacío y de desamparo que nunca antes había tenido. Con la certeza de que en su día no lo valoraba como ahora lo hago. Con la desilusión de que no hay marcha atrás. De que por más que sabíamos que iba a ocurrir, era imposible hacerse a la idea y nunca iba a ser buen momento para el adiós.

Hoy es un día duro, se hace cuesta arriba. Aun así, me nace escribir sobre ella, sin ella pero con ella y, sobre todo, para ella. Porque sé que le habría gustado leer esto, como todo lo que le enviaba para que leyera, y se habría emocionado y yo con ella como lo he hecho mientras escribía.

Feliz cumpleaños, Mamá, seguro que te acompañan los que se fueron antes que tú. Ojalá alguien te cante una jota o una ranchera y termines el día tranquila haciendo vainicas o alguna otra labor. Te quiero.

viernes, 1 de mayo de 2020

Paper Higiènic


Fa dies que tenia pendent de publicar el relat original, aquest, en català, ja ho havia fet en castellà i en italià. Només volia esperar que l'Escola de Lletres el publiqués a les seves xarxes per a fer-ho jo. I l'Escola ja ho va fer el 04 d'abril, però com durant la quarantena el temps sembla que corri encara més de pressa que mai… 


PAPER HIGIÈNIC
Sona el despertador, són dos quarts de set. Tot i que els nens no van a l’escola des de fa setmanes, tu i el teu home us aixequeu a la mateixa hora. Aprofiteu per a netejar ben bé els tiradors de les portes i finestres i tot el que toqueu amb les mans. I mentre el teu home acaba, et dutxes. Avui et toca a tu. Surts de casa amb tot l’obligatori: granota de protecció biològica, casc integral amb mascareta, guants i botes. Agafes el carro de la compra i, sobretot, el fuet per a defensar-te.

            Arribes a la porta del supermercat. Són tres quarts de vuit i ja hi ha una dotzena  de persones davant teu. Sí, sembla que avui podràs aconseguir una mica de carn o de peix. Pollastre, conill... fins i tot menjaries gos si hi hagués. Fa més d’un mes que mengeu pasta i sardines de lata. Pasta amb tomàquet de tetrabric i amb salsitxes de Frankfurt, que tu saps que, de carn, en tenen poca o res. I sardines, moltes sardines. És el que va aconseguir comprar el teu home al principi del confinament i encara dura. Els nens n’estan farts. De la pasta i de les sardines. I tu també.

            S’ha de ser ràpida i conèixer ben el supermercat per arribar directament a la zona on està el que es necessita. De mica en mica arriba més gent. Als rotlles, la gent comenta que el Govern s’està plantejant implantar cartilles de racionament. Potser és una solució, així hi hauria una mica de tot per tothom. A partir de tres quarts de nou hi ha tanta gent esperant que això es descontrola i ja no existeix la cua. Ho veus venir: imperarà la llei del més fort. O del més espavilat. A les nou tothom està nerviós. Ningú obre la porta. De sobte se sent un clic i després el soroll dels altaveus connectant-se:

            —Bon dia, els parla l’encarregat de la botiga. El camió frigorífic avui no ha arribat. Ens diuen des de l’empresa de transports que, en passant per Cambrils, l’han aturat i li han robat tota la mercaderia.

            Els crits de la gent et fan por. Alguns comencen a colpejar els vidres de la porta amb ràbia. Fins que els trenquen. Una onada de gent envaeix el vestíbul de la botiga. Dubtes si deixar-te arrossegar dins. Tu necessites carn o peix, encara tens al rebost bastant pasta, tomàquet i sardines com per entrar i agafar alguna cosa. Però veus una senyora gran que s’obre camí a bastonades entre la multitud. La reconeixes: és la teva veïna, la senyora Amparito.

—On va, senyora Amparito? —li dius aturant-la.

—A agafar el que sigui, nena —respon desempallegant-se— , i el vendré al Wallafood.

Després d’al·lucinar unes dècimes de segon, reacciones i entres al súper tu també. Lluites amb la gent, sense cap escrúpol trepitges, dones empentes i fuetades. Aconsegueixes poc, però surts contenta. Sense carn ni peix, però contenta.

Arribes a casa. El teu home et fa una abraçada i un petó.

—Ostres, cari, estava preocupat, has trigat molt i pensava que t’haurien atracat.

—Ja, és la guerra —li dius esbufegant.

—Mama —criden els teus fils corrent pel passadís—, has comprat pollastre?

—No, però mireu, he comprat arròs —dius traient un paquet del carro.

—Bé! —celebren amb aplaudiments.

—I paper higiènic. Del del gosset.

El teu home et mira sense entendre, teniu més que suficient al rebost.

—És que tothom en prenia.




miércoles, 18 de marzo de 2020

NÉ CARNE NÉ PESCE

Sembra che ci volesse una quarantena perchè io tornassi a scrivere in italiano. Forse sì. Spero farlo più spesso in avanti e non aver di aspettare alla prossima emergenza sanitaria. Ecco una piccola storia scritta prima in catalano, poi in spagnolo e che finalmente ho scritto in italiano e che, grazie all'aiuto della mia professoressa Lidia Moriondo (a chi sono gratissima), potete leggere senza perdere gli occhi nel tentativo.

Se vi piace, potete condividerla.

Foto dal sito www.dieta-personal.blogspot.com
NÉ CARNE NÉ PESCE
Suona la sveglia, le sei e mezza. Sebbene i bimbi non abbiano scuola da parecchie settimane, tu e tuo marito vi alzate alla stessa ora. Ne approfittate per pulire bene le maniglie di porte e finestre e tutto quello che toccate spesso con le mani. Mentre lui finisce, tu fai la doccia. Oggi tocca a te. Esci da casa vestita con tutto quello che è obbligatorio: tuta di protezione biologica, casco integrale con maschera, guanti e scarponi. Prendi il carrello per la spesa e, soprattutto, l’umbrello per difenderti.

            Arrivi all’ingresso del supermercato. Sono le otto meno un quarto e c’è già una dozzina di persone prima di te. Sì, sembra che oggi tu possa farcela a comprare un po’ di carne o di pesce. Pollo, coniglio... se ci fosse, mangeresti anche un cane. È più d’un mese che mangiate la pasta e delle sardine in conserva. Pasta con la passata in tetrapak e le salsicce di Frankfurt che, lo sai, di carne ne hanno niente. E poi sardine, tante sardine. È quello che tuo marito è riuscito ad acquistare all’inizio del confinamento ed è ancora rimasto nella vostra dispensa. I bimbi sono esaspirati. E anche tu.

            Bisogna essere veloci e conoscere bene il supermercato per andare direttamente nella zona dove c’è quello che serve. Un po’ alla volta arriva più gente. Fra i gruppi, la gente mormora che il Governo sta pensando ad organizzare tutto tramite carte di razionamento. Magari sarebbe una soluzione, così ci sarabbe un po’ di tutto per tutti. Alle nove meno un quarto c’è talmente tanta gente in attesa che la situazione esce fuori controllo e non esiste più la coda. Sai quello che succederà. Prevarrà la legge del più forte. Oppure quella del più furbo. Alle nove tutti si innervosiscono. Nessuno apre le porte. Improvvisamente si sente un clic e poi il rumore degli altoparlanti che si connettano:

            —Buongiorno, Vi parla il responsabile del punto vendita. Il camion frigorifero non è arrivato. Ci avvisano dall’azienda di trasporti che, prima di arrivare qui, l’hanno fermato e li hanno rubato tutta la merce.

            Le urla della gente fanno paura. C’è chi comincia a colpire i vetri delle porte con tanta rabbia. Fino a romperli. Un’onda di gente invade l’hall del negozio. Non sai se lasciarti trascinare all’interno. Volevi carne o pesce, tu hai ancora in cantina abbastanza pasta, passata di pomodoro e sardine per entrare e prendere qualsiasi cosa. In quel momento vedi una signora anziana che si apre il passo a bastonate. La riconosci: è la tua vicina, la dolcissima signora Maria.

—Ma dove va, signora Maria? —le chiedi afferrandola per una manica.

—A prendere qualsiasi cosa, cara —risponde liberandosi da te—, per poi venderlo su  Wallafood.

Dopo lo sbigottimento di qualche decimo di secondo, reagisci e anche tu entri nel supermercato. Litighi con la gente, senza scrupoli calpesti, spingi e usi l’ombrello come una frusta. Riesci a prendere poche cose, ma esci contenta. Senza carne né pesce, ma contenta.

Arrivi a casa. Tuo marito ti bacia e ti abbraccia.

—Accidenti, amore, mi ero preoccupato! Sei stata via tanto tempo e pensavo che, magari, ti avessero rubato i soldi o la spesa.

—Lo so, è la guerra! —gli dici sbuffando.

—Mamma —i tuoi figli si avvicinano per il corridoio—, ci hai portato il pollo?

—No, ma guardate, ho comprato del riso —dici tirando fuori dal carrello un pacco.

—Evviva! —festeggiano con degli applausi.

—E carta igienica. Quella con dei fiori.

Tuo marito ti guarda senza capire, in cantina ne avete molta di più di quella che vi serve.

—Ma tutti quanti la prendevano.

lunes, 16 de marzo de 2020

PAPEL HIGIÉNICO

Para estos días de cuarentena, voy a tratar de publicar cuentos, micros o lo que surja, para entretener a quien tenga ganas de leer. Aquí tenéis el fruto de la última clase precuarentena del Taller Itinerant que organiza la Escola de Lletres de Tarragona. Originalmente está escrito en catalán. En unos días lo subiré en catalán y también en italiano. 

PAPEL HIGIÉNICO.
Suena el despertador, las seis y media. Aunque los niños no van al colegio desde hace semanas, tu marido y tú os levantáis a la misma hora. Aprovecháis para limpiar bien los pomos de puertas y ventanas y todo lo que tocáis con las manos. Y mientras él termina, te duchas. Hoy te toca a ti. Sales de casa con todo lo obligatorio: buzo de protección biológica, casco integral con mascarilla, guantes y botas. Coges el carro de la compra y, sobre todo, la fusta para defenderte.
            Llegas a la puerta del supermercado. Son las ocho menos cuarto y ya hay una docena de personas delante de ti. Sí, parece que hoy podrás conseguir algo de carne o de pescado. Pollo, conejo… si hubiera comerías incluso perro. Hace más de un mes que coméis pasta y sardinas en lata. Pasta con tomate de tetrabrik y salchichas de Frankfurt, que tú sabes que, de carne, tienen poco o nada. Y sardinas, muchas sardinas. Es lo que consiguió tu marido al principio del confinamiento y todavía dura. Los niños están hartos. De la pasta y de las sardinas. Y tú también.
            Hay que ser rápida y conocer bien el supermercado para ir directamente a la zona donde está lo que necesitas. Poco a poco llega más gente. En los corrillos, la gente comenta que el Gobierno se está planteando implantar cartillas de racionamiento. Quizás es una solución, así habría un poco de todo para todos. A partir de las nueve menos cuarto hay tanta gente esperando que todo se descontrola y la cola ya no existe. Lo ves venir: imperará la ley del más fuerte. O del más espabilado. A las nueve todo el mundo está nervioso. Nadie abre la puerta. De pronto se oye un clic y luego el ruido de los altavoces conectándose:
            —Buenos días, les habla el encargado de la tienda. El camión frigorífico hoy no ha llegado. Nos dicen desde la empresa de transportes que, al pasar por Cambrils, lo han parado y le han robado toda la mercancía.
            Los gritos de la gente te dan miedo. Algunos empiezan a golpear los cristales de la puerta con rabia. Hasta que los rompen. Una ola de gente invade el vestíbulo de la tienda. Dudas si dejarte arrastrar dentro. Necesitas carne o pescado, todavía tienes en la despensa bastante pasta, tomate y sardinas como para entrar y coger algo. Pero ves una señora mayor que se abre paso a bastonazos entre la multitud. La reconoces: es tu vecina, la señora Amparito.
—¿A dónde va, señora Amparito? —le dices agarrándola.
—A coger lo que sea, bonita —responde desembarazándose de ti—, para venderlo en Wallafood.
Después de alucinar unas décimas de segundo, reaccionas y también entras en el súper. Peleas con la gente, sin escrúpulos pisas, empujas y usas la fusta. Consigues poca cosa, pero sales contenta. Sin carne ni pescado, pero contenta.
Llegas a casa. Tu marido te besa y te abraza.
—Ostras, cari, me tenías preocupado, has tardado mucho y pensaba que te habrían atracado.
—Ya, es la guerra —le dices resoplando.
—Mamá —gritan tus hijos corriendo por el pasillo—, ¿has comprado pollo?
—No, pero mirad, he comprado arroz —dices sacando un paquete del carro.
—¡Bien! —celebran con aplausos.
—Y papel higiénico. Del del perrito.
Tu marido te mira sin comprender, tenéis más que suficiente en la despensa.
—Es que todo el mundo lo cogía.



lunes, 23 de diciembre de 2019

GUISO DE CORDERO en TRIBUTOS NEGROS

Hace ya varias semanas que está a la venta TRIBUTOS NEGROS, la tercera antología de relatos negros que publica PG EDICIONES en colaboración con su revista digital SOLO NOVELA NEGRA. En este libro podéis encontrar GUISO DE CORDERO, relato que presenté a la selección allá por febrero y que, gracias a vuestras lecturas y a la posterior decisión de la dirección, fue seleccionado.


Para quien desee comprar la antología puede hacerlo aquí.

domingo, 15 de diciembre de 2019

RESULTADO SORTEO SEIS TONOS DE NEGRO

Ya sabemos quién es la afortunada ganadora del ejemplar de SEIS TONOS DE NEGRO firmado por las autoras que estuvimos en la presentación del 28 de noviembre en Madrid. El número premiado en el sorteo del Cuponazo de la ONCE del viernes 13 terminaba por un número que no correspondía a ningún participante en el sorteo. Por tanto, hubo que esperar al sorteo de ayer. El número premiado en el sorteo del Sueldazo de la ONCE de ayer sábado 14 de diciembre fue el 66102. Por lo tanto, la persona que se queda con nuestro libro es

SILVIA GIL PÉREZ, de HUESCA

Enhorabuena y al resto de participantes, gracias por interesaros.


Si alguien quiere pedirle a los Reyes un ejemplar de SEIS TONOS DE NEGRO puede hacerlo aquí

viernes, 13 de diciembre de 2019

Mala suerte

El pasado 22 de noviembre la revista SOLO NOVELA NEGRA me publicó el relato MALA SUERTE. Después llegó la presentación de SEIS TONOS DE NEGRO y ni tiempo tuve de actualizar el blog para enlazar este relato.



Mucho cuidado con lo que hacéis por ahí, que a veces las cosas se van de las manos y hay que buscar soluciones... No digo nada más. Podéis leerlo aquí

Espero que os guste.

miércoles, 13 de noviembre de 2019

SORTEO de SEIS TONOS DE NEGRO

Hay un ejemplar de Seis tonos de negro firmado por las autoras que busca un lector de género negro con ganas de devorarlo. Qué mejor manera de encontrarle dueño que sorteándolo. Las bases del sorteo son las siguientes:

1.    El sorteo está abierto a cualquier persona mayor de edad.
2. Para participar bastará enviar un correo electrónico a la dirección seistonosdenegro@gmail.com indicando nombre y dos apellidos y ciudad de residencia.
3.  En respuesta a ese correo recibirá otro, en un plazo de dos días, en el que se le indicará el número de dos cifras que se le ha asignado.
4.  Los números serán asignados en orden creciente desde el 00 hasta el 99 en estricto orden de recepción de los correos de los participantes. La aceptación de participantes se cerrará en el momento en el que todos los números de la serie se hayan asignado.
5.   El plazo para participar comienza en el momento en el que se publican estas bases, miércoles 13 de noviembre de 2019, y finaliza el martes 10 de diciembre de 2019, a las 23:59, hora de Madrid.
6.   El ganador será el participante cuyo número coincida con las dos últimas cifras del número premiado en el Cuponazo de la ONCE (Organización Nacional de Ciegos Españoles) del viernes 13 de diciembre de 2019.
7.   En caso de que el sorteo quede desierto, porque ningún participante tenga asignado el número premiado, se utilizará el número premiado en el siguiente sorteo de la ONCE, es decir, el del sábado 14 de diciembre de 2019 (El sueldazo del fin de semana). En caso de que tampoco haya un agraciado, se consultará el número premiado en el siguiente sorteo de la ONCE (15/12/19 El sueldazo del fin de semana) y/o posteriores (sorteo del cupón diario) hasta que coincida uno de los números asignados con la terminación del sorteo de la ONCE.
8.   Una vez conocido el número premiado en el sorteo de la ONCE, se contactará por correo electrónico con la persona ganadora para solicitarle la dirección de envío del ejemplar firmado y la comprobación de su mayoría de edad. Para direcciones postales en España no habrá gastos de envío. Para direcciones postales fuera de España los gastos correrán por cuenta de la persona ganadora.
9.    Asimismo, el nombre del ganador se anunciará en este mismo blog y en las redes.
10. En caso de que el ganador del ejemplar de Seis tonos de negro renunciara al mismo, se considerará ganadora a la persona que tenga el número premiado más uno y se le contactará por correo electrónico para organizar el envío del ejemplar.
11. En cumplimiento de la Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales, los datos que se envíen para participar en este sorteo se añadirán a un listado de participantes cuya única finalidad es la planteada en estas bases. Dicho listado se destruirá una vez resuelto el sorteo. Estos datos no se archivarán, no se utilizarán para envíos posteriores, ni se les dará más uso que el mencionado en estas bases. Dichos datos tampoco serán entregados a terceras personas o entidades que pudieran tratarlos con finalidades distintas a las del presente sorteo.

Gracias por participar y mucha suerte a todos.
Las autoras