lunes, 30 de abril de 2012

Belleza

El otro día fui a depilarme. Sí, esta cruz por la que todas pasamos varias veces al año. Por lo que he leído por ahí, ya se estilaba depilarse desde tiempos del Antiguo Egipto, hace 1500 años, aunque entonces era por cuestiones religiosas y de higiene. En fin, el caso es que 35 siglos después, aquí seguimos, intentando no tener un pelo de tontas. Y conste que ahora también hay muchos hombres que se depilan, ¡qué ingenuos! Aunque, oye, me parece justo que también ellos sepan lo que cuesta.

Yo antes iba a depilarme y pedía "piernas, ingles, axilas, labio superior (que las mujeres no tenemos bigote...) y cejas" y ya me parecía que me había quedado sin pelos. Pues no, la primera vez que fui a depilarme aquí, en Italia, descubrí que en mi cuerpo había mucho más pelo del que yo pensaba. La esteticien lo primero que me dijo es que los brazos también se depilaban y sí, sí, me subí al carro, no hay color, unos brazos sin vello, son ideales. Luego ya pasamos a depilar las nalgas (qué fina soy), luego la zona que va de la huchita hacia los riñones y ya últimamente, hasta los que ni sabía que tenía en la huchita. En fin, lo dicho, salgo sin un pelo, tersa como el culito de un bebé por todas parte.


El caso es que desde que vivimos en Italia alucino con el culto a la belleza que hay en este país. Aquí el nuestro "Aunque la mona se vista de seda, mona se queda", no existe. La mayoría de mujeres van arregladísimas, aunque sea para llevar al cole los peques o para ir a hacer la compra, sean como sean, altas, bajas, más guapas o más feas. Vamos, que es una de las cosas que más me llamó la atención al llegar, con las uñas y los tacones. Yo que hay días que me planto el chandal y las deportivas y voy tan a gusto, llego al cole con las peques y me miran, evidentemente, el chandal se lo ponen para ir al gimnasio, jeje, pero bueno, no soy italiana, que me perdonen si quieren.

Respecto a los tacones, he llegado a la conclusión de que algunas italianas nacen ya con tacones. Comprarme unos zapatos con tacón bajo es una empresa prácticamente imposible en estas tierras: o encuentro bailarinas planas o zapatos con tacón de aguja (stiletto lo llaman aquí). No digo que no se vea una pierna maravillosa con esos taconazos... pero yo tengo dolor de espalda crónico y, la verdad, no me compensa tener unas piernas elegantísimas si luego estoy hecha polvo tres días por el dolor de espalda. Y aquí ves taconazos por todas partes, para ir a trabajar, para salir por ahí o para llevar a los niños al parque, que hay una mamá que llevó los taconazos hasta el último día de embarazo y que volvió del hospital y ya estaba otra vez lista para lucirlos, una auténtica campeona. Supongo que es cuestión de entrenarse, yo me los pongo de boda en boda y de evento muy importante en evento muy importante y ya me parece agotador. ¿Quién sabe? Quizás algún día se me arregle la espalda y también me decida a ir siempre con tacón (por cierto, la foto es de un zapato de la marca Christian Louboutin).

Y las uñas, esas uñas que no son la clásica uña postiza con manicura francesa que todas hemos probado alguna vez. No, son uñas de gel (no sé cómo se llamarán en España, pero tampoco son las de porcelana). Los dibujos que hacen, son impresionantes, basta que echéis un vistazo en esta recopilación de fotos en google http://www.google.es/search?q=ricostruzione+unghie&hl=es&prmd=imvns&tbm=isch&tbo=u&source=univ&sa=X&ei=VwKfT-2NFMfStAaWnIRG&sqi=2&ved=0CEQQsAQ&biw=1366&bih=673 . Yo babeaba, y al mes de llegar ya me las hice. Pero claro, acostumbrada a no llevar las uñas muy largas... un desastre, no había mes en el que no me destrozara alguna. Porque una vez al mes hay que ir a retocarlas, porque va creciendo tu uña y te las tienen que rebajar, rellenar el hueco del trozo que ha crecido y... bueno, un trabajo de precisión increíble. Evidentemente, cuesta lo suyo, así que al año, dejé de hacérmelas, cansada de que no me duraran las 10 todo el mes y que nacía mi segunda hija, a la que no quería clavarle las uñas al cambiarle el pañal.

Y no sólo esto, la mayoría de italianas se gastan una pasta en maquillaje, ropa, complementos, masajes, peluquería, tratamientos de belleza (facial y corporal), tratamientos adelgazantes, dietas,... Una auténtica barbaridad. A mí que se me caducan los cosméticos y que alguna mañana me he ido hasta la guardería de la peque con las pinzas en el pelo porque ni me he mirado en el espejo antes de salir de casa, ¿me tendrían que dar algunas lecciones? O tal vez no soy yo, que son ellas las que exageran. En fin, que vaya usted a saber. El caso es que luego no extraña nada que algunas niñas, cuando les preguntan qué quieren ser de mayor,digan "Veline", que son las azafatas de un programa que lleva años y años en antena en Canale 5 (el canal gemelo de Tele5) y que son muy monas, bailan y... y poco más, floreritos con tacones de aguja.

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