lunes, 11 de febrero de 2013

El Papa se va

Llevaba casi un mes sin actualizar el blog, ups, muchos quehaceres, la verdad. Pero hoy, que es "día de libre disposición" en el cole, vamos, que por ser Carnaval, las peques han tenido fiesta (como en muchos coles), hemos ido a darnos una vuelta al IKEA (nunca mejor dicho, jaja, la vuelta que te hacen dar) y al volver, enciendo el ordenador y descubro que me he perdido el notición del año, del siglo... bueno, de los siete últimos siglos, que es lo que hace que no renunciaba un Papa.
He leído por ahí un twit que decía "Benedicto XVI renuncia porque no estaba muy católico", jajajaja, hay gente que está la mar de inspirada. Pues venga, que se retire a sus aposentos a cuidarse y, según él, a rezar. Yo a este señor no lo conozco mucho, reconozcamos que lo tenía jodido, subió al trono (¿cómo se llama lo de los papas? ¿La cátedra de San Pedro o algo así?) después de Juan Pablo II que era "el Papa enrollado", se recorrió el planeta besando el suelo del país visitado cuando se bajaba del avión (yo siempre pensé que lo hacía porque sufría de aerofobia y no veía la hora de tocar tierra) y caía bien. ¡Juan Pablo Segundo, te quiere todo el mundo! Lo veíamos día sí y día también, o esa sensación me quedó a mí. Pues eso, que aquél dejó el listón de la popularidad muy alto y Benedicto, además, empezó con mal pie, que con eso de ser alemán ya salió no sé qué historia medio nazi del pasado. Y, para complicarle más aún la vida terrenal, le ha tocado el grueso de movidas relacionadas con los abusos sexuales a menores por parte de los curas, y no creo que haya sabido salir muy airoso del tema. El caso es que no vendía tanto, no creo que tuviera el carisma de Juan Pablo o sus asesores de imagen eran peores, y, en los casi ocho años que lleva, dudo que se haya ganado la popularidad de los fieles.
Le honra reconocer que está perdiendo vigor y que por eso lo deja. Si hay otros motivos, no los dicen, niegan que esté enfermo. Quiere dejar paso a un Papa más joven. Aunque esto, perdone, Santidad, pero tiene su gracia. Desconozco la media de edad de los actuales cardenales, que son los candidatos a Papa, pero vamos, que lo de "más joven" es relativo, no veremos un Papa menor de 50 o 60 años, eso está clarísimo. Ahora empezarán los codazos para ser elegido, uf, porque esto funciona así. A estos niveles eclesiásticos, se trata todo de política, poder, contactos y demás. Parece ser que a mediados de marzo, veremos la "fumata bianca" y habrá nuevo Papa. Y, dejémoslo claro, no será el más piadoso entre los cardenales ni el que mejor plan eclesiástico traiga bajo el brazo ni muchísimo menos uno que vaya a renovar la Iglesia (lleva anclada en la Edad Media, desde entonces, y así seguirá), sino que será el que haya sabido colocarse mejor, esto es ¿el más cabroncete? Ya lo dije yo hace unos meses, véase el punto 9 del decálogo para alcanzar el éxito http://elarcondelasmilcosas.blogspot.com.es/2012/04/mi-querida-profesora-de-italiano-me-dio.html.

Yo, que tengo una mente turbia y retorcida, no me creo que se vaya sólo porque ya no se ve con fuerzas... Hay algo oscuro, algo ha hecho o algo hizo que alguien bien posicionado para sucederle ha descubierto y este alguien no quiere esperar a que el Supremo llame a Ratzinger a abandonar este mundo. Así que ha amenazado al Papa con airear el asunto a los cuatro vientos si no renuncia y así tiene libre el camino para ser el nuevo Sumo Pontífice. ¡Ay! Pero todo esto es fruto de mi imaginación, jeje, no puedo evitar inventarme historias.

Los ingenuos que estén pensando "a ver si toman nota políticos y cazadores de elefantes varios"... ¡prrrrr! (esto pretende ser la onomatopeya de una pedorreta) que no flipen, porque a la hora de agarrarse a un cargo o a un puesto, en este país tenemos desarrollado el instinto para hacerlo con uñas y dientes. Vamos, que hay gente que no se va ni con agua caliente, como las peores manchas. Además, después de este Papa, viene otro y otro y otro (llevan 2000 años haciéndolo, no van a desaparecer así, de repente) y en el caso de los cazadores de elefantes y los políticos, lo mismo, quitar uno para poner otro. El que uno se vaya, no resuelve los problemas asociados a esa institución o partido. Y, para más inri (esto es muy religioso, ¿no?), vamos a peor, tal es así que seguro que en todos los casos podremos aplicar lo de "otro vendrá, que bueno te hará". Pues nada, que los que dicen que aquí no dimite ni Dios, que rectifiquen, porque Dios no dimite, porque no puede, pero su número uno en la Tierra, sí (aunque en vez de dimisión lo llamen renuncia). En fin, sólo se me ocurre decir "que Dios nos pille confesados".

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