lunes, 15 de abril de 2013

Ojos que no ven...

Ayer hizo un día estupendo, así que aprovechamos el paseíto de domingo por la mañana para estar un rato en la playa. Mientras volvíamos, las peques se adelantaban y se escondían en cada esquina para darnos un susto. Cuando llegábamos a la última esquina antes de casa, mi marido y yo nos cogimos de la cintura y nos besamos, llegamos a la esquina y tras el susto, nos soltamos.


Entramos en el portal y de ahí al ascensor. Ruth, la mayor, nos miró y nos dijo:
- Os he visto - con cara de mosqueo.
- ¿Qué has visto? - le preguntó Papá.
- Que me he dado cuenta de que, cuando nos hemos escondido, os habéis abrazado y os habéis dado un besito - le respondió con los brazos cruzados.
- ¡Ah, sí! - me reí - ¿Es que no podemos?
- Sí, pero cuando no estemos nosotras delante, cuando estéis cenando y ya estemos en la cama - su nivel de cabreo acababa de alcanzar un punto importante - ¿Yo en que hablo? ¡Eh! ¿En chino? - esta es precisamente la fórmula que uso yo cuando les digo algo, no me hacen caso y se lo tengo que repetir.
- ¡Ay, es verdad! - puse cara de ¡uy qué cabeza la mía! y me llevé la mano a la frente - Que no te gusta que Papá y Mamá nos demos besos.
- Los que se quieren, se dan besos - intentó convencerla Papá.
 
Ya estábamos en nuestro piso y las puertas del ascensor se abrieron. Ruth miró hacia el techo del ascensor y suspiró, sólo le faltó decirnos: "Que no lo tenga que repetir". Y es que hace tiempo que venimos discutiendo sobre a quién pertenecen Papá y Mamá y hemos quedado en que los dos somos un poquito de ellas y un poquito cada uno del otro. Pero, lo entiendo, de ahí a que nos estemos besando delante de ellas... que una cosa es la teoría y otra la práctica y ojos que no ven...

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